El azúcar blanco es un tipo de azúcar procedente de la caña de azúcar o de la remolacha azucarera que se obtiene mediante un proceso de extracción físico y químico.
Un poco de historia sobre el azúcar blanco
La caña de azúcar se cultiva en zonas tropicales y subtropicales del mundo, entre otras, Brasil, Colombia, Guatemala, India, Mauricio, México, Sudáfrica, Centroamérica y las Antillas. Estos países se encargan de producir el 73% del azúcar blanco, o azúcar común, que consume en el mundo.
El resto, el 27% de la producción total mundial de azúcar se realiza a partir de la remolacha azucarera. Es un cultivo de raíz que crece en zonas de clima más templado más templadas.
Se puede encontrar en toda Europa, Estados Unidos, Canadá, Chile, China y muchos más países. A diferencia de la caña de azúcar, la remolacha almacena azúcar en la raíz, y no en el tallo.
Desde principios del siglo XIX, en España extraemos el azúcar de la remolacha azucarera que producen los cultivo distribuidos principalmente entre Castilla y León, Andalucía, La Rioja, País Vasco y Navarra. Es un cultivo tradicional de explotaciones familiares que han pasado de generación en generación.
En ambos casos, tanto de la caña de azúcar como de la remolacha azucarera, el resultado del proceso de obtención del azúcar es un tipo de sacarosa compuesto por una molécula de glucosa y otra de fructosa, un disacárido que no contiene fibra, ni vitaminas, ni minerales ni oligoelementos.
El azúcar es, no olvidemos, una importante fuente de calorías. De ahí que en la dieta alimenticia moderna, esté íntimamente asociada al concepto de calorías vacías.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que el azúcar no supere el 10 % de las calorías diarias consumidas.
El azúcar blanco, beneficioso en las dosis adecuadas
No olvidemos, sin embargo que, como hemos señalado anteriormente, el azúcar pertenece al grupo de los hidratos de carbono, es decir, que se trata de un nutriente esencial que debemos tener siempre tener en cuenta en nuestra dieta. Con su consumo en las dosis adecuadas – entre los 60 y 80 gramos diarios, unas seis cucharadas de postre- contribuiremos a que nuestros músculos y nuestro cerebro funcionen correctamente.
Eso sí, hay que aclarar un error bastante habitual entre los consumidores. Cuando compramos azúcar moreno, no debemos pensar, a pesar de su aspecto, que estamos consumiendo un azúcar integral más o menos procesado.
El azúcar moreno se obtiene a partir del azúcar blanco, y por tanto refinado, al que se le añade extracto de melaza, un residuo que queda tras refinar el azúcar y que le da ese color tostado.
El mejor consejo cuando se trata de consumo de azúcar es siempre la moderación. Los gobiernos y las instituciones advierten de la necesidad de mantener un consumo moderado de azúcar ya que, además del que consumimos conscientemente, en muchas ocasiones el azúcar se encuentra oculto en la composición de muchos alimento procesados.
Conviene leer atentamente las etiquetas y acostumbrar a nuestro paladar a disfrutar tan solo de los azúcares que se encuentran de forma natural en muchas frutas, hortalizas y verduras.
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